martes, junio 05, 2007

¿QUÉ HAY DE MALO EN LOS BIOCOMBUSTIBLES?.

Muy mencionados por estos días a raíz de las reflexiones del presidente cubano Fidel Castro y de los acuerdos firmados entre Estados Unidos y Brasil para fomentar la producción de etanol, el tema de los biocombustibles ocupa la atención de muchos en el planeta.
A primera vista parecen una opción alternativa viable al uso del petróleo, y por lo tanto, un camino factible de conducirnos hacia una vía energética que respeta el medio ambiente y así sería si el modo de producción de estos combustibles fuera pensado en unidades pequeñas o medias, de modo sustentable. Pero eso es muy distinto a lo que se planea impulsar; de lo que se está hablando es de destinar millones de hectáreas para el cultivo de especies destinadas a la elaboración de biocombustibles, que serán luego exportados hacia los países desarrollados.
De aplicarse la estrategia de producción de biocombustibles que promocionan los centros de poder de los países ricos, esto traerá la destrucción de ecosistemas naturales, la expansión de monocultivos que alteraran la biodiversidad, el aumento de las plantaciones transgénicas y del uso de agroquímicos y el desplazamiento de las poblaciones locales.
El tema de la soberanía alimentaria será saboteado, es decir, el derecho a decidir sobre la adopción de sistemas alimentarios que respeten la biodiversidad y la gestión sostenible de la Tierra, se convertirá en una quimera.
En un mundo inequitativo, donde el hambre borra o mutila la vida de tantas personas, los biocombustibles no solucionarán ningún problema de fondo; se amoldarán al actual modelo neoliberal de producción, que cercena el ambiente a cambio de ganancias para las grandes empresas, sin modificar los patrones de consumo que conducen al desperdicio energético, ni siquiera en lo más simple.
LA NECESIDAD DE FRENAR LA LOCURA IMPERIAL.
Es evidente que la destrucción de los pulmones naturales de la Tierra, como las selvas y los bosques, donde ya se están implantando monocultivos con fines de producción de biocombustibles tenga un impacto positivo.
La solución al problema energético no pasa por ahí, sino por poner un freno al despilfarro que ha generado el capitalismo, a la racionalización y buena utilización de los recursos, para lo cual no es apto un sistema del mercado.
El cambio de las fuentes energéticas es una necesidad acuciante, donde la mejor opción sea posiblemente una combinación de las nuevas fuentes energéticas de producción limpia, pero en ningún caso será cambiar tierras donde se cultivan alimentos, o existen bosques, por monocultivos para alimentar los motores, esa vía no puede ser aceptable, debemos oponernos a esa locura imperial. Comentó: Noel Martínez